«EN EL MORRO QUEDÓ SU EJEMPLO Y EN EL PUEBLO SU MENSAJE»
Marden Rojas (*)
Hace 143 años sobre el legendario Morro de Arica el Coronel Francisco Bolognesi, junto a un puñado de valientes peruanos de valor excepcional, escribieron con su sangre la página más importante de la historia militar peruana y una de las más relevantes del mundo, solo comparada con la batalla más cruenta de la antigüedad, que protagonizaron en las Termópilas los Estados-ciudades griegas liderados por los espartanos y el inmenso ejército persa a cargo de Jerjes I.
Aquel 7 de junio de 1880 la lucha fue encarnizada. El coronel chileno Pedro Lagos había ordenado a su tropa «no dar cuartel a nadie» y para hacer más evidente su voluntad de exterminio dispuso «Hoy no quiero heridos».
Después de una heroica resistencia los peruanos fueron cayendo uno a uno, rebasados por los atacantes en proporción de uno contra cinco (1653 compatriotas se enfrentaron a 6500 invasores).
Se llegó a la lucha cuerpo a cuerpo a falta de municiones, recurriéndose a la bayoneta, así como a la culata de los fusiles. (Zanutelli, 1880).
«El valor sirvió -dijo Mariano Felipe Paz Soldán- tan solo para probar que preferían la muerte al dolor de presenciar su derrota, por gloriosa que fuere».
El sanguinario ejército chileno, envalentonado por su superioridad numérica, solo tenía que vencer un obstáculo más en su ambiciosa carrera por extender su territorio.
El Perú, como en todas las batallas de la guerra de 1879, se jugaba el honor y la dignidad de su pueblo.
El Coronel Bolognesi fue herido primero y cuando intentó ponerse de pie para continuar combatiendo, lo mataron a culatazos. Su cadáver no fue respetado por los chilenos, quienes se lanzaron como buitres sobre él. Roque Sáenz Peña, el argentino que en Arica luchó por nuestro país, así recordó sus trágicas vivencias en un artículo publicado en Lima en 1893 y posteriormente en la revista Juventud de 1905.
El mensaje de Bolognesi, Ugarte, Inclán, Arias, Zavala, Cornejo (Benigno y Francisco), Blondel, Varela, Moore, Bustamante, D’onovan, Vizcarra, Nacarino, Zela, Vizcarra, Chocano… héroes de guerra de toda graduación y a los humildes soldados anónimos que murieron heroicamente por la Patria, les rendimos nuestro más sentido homenaje de admiración por la lección de coraje, dignidad, heroísmo y patriotismo que nos legaron.
Qué hubiera sido de los peruanos de todos los tiempos de no haber existido en Arica patriotas como los mencionados, que pelearon «hasta quemar el último cartucho», tal como lo advirtió el héroe de Arica Francisco Bolognesi? Hoy, por ellos, mantenemos la mirada erguida y podemos ser un país.
Federico Barreto, poeta tacneño, escribió poco después: «…Bolognesi, el guerrero de renombre, murió como Jesús en el calvario y ambos son inmortales por su suerte: el Cristo, que era Dios, murió como hombre ¡el hombre como un Dios marchó a la muerte!».
¡HONOR y GLORIA a los peruanos que prefirieron morir antes que rendirse en Arica!!!
(*) Investigador independiente.
Fuente:
Hemeroteca
Particular.
Hildebrandt en sus trece. 2011/2019.